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Reacciones adversas a medicamentos (RAM)
Actualmente, las reacciones adversas a medicamentos (RAM) son consideradas un problema de salud pública importante, ya que implican un elevado riesgo de morbi-mortalidad para los pacientes. Asimismo, evitar innecesariamente fármacos en ausencia de una verdadera reacción de hipersensibilidad puede conducir al uso de alternativas terapéuticas más perjudiciales, menos eficaces y más caras, incrementando la morbilidad, la mortalidad y el coste económico [1].
Los pacientes suelen referirse a la mayoría de RAM como “alérgicas”, pero aproximadamente sólo entre un 5-10 % pueden ser consideradas como tales [2,3].
Es difícil conocer la magnitud real de las reacciones alérgicas a fármacos. Los datos epidemiológicos son limitados en cuanto a su calidad debido a las variaciones en la terminología utilizada, los diferentes abordajes metodológicos utilizados para determinar su prevalencia, la variabilidad en el método de diagnóstico o la población específica de la que se obtienen los datos [4].
Según los datos aportados por el estudio Alergológica 2015 sobre las enfermedades alérgicas en España, un 19,4% de los adultos (>14años) que consultan en los servicios de alergología lo hacen por una posible alergia a fármacos frente al 9% de los niños (<14 años) [5,6].
Principales fármacos
Los principales fármacos responsables de las consultas por sospecha de alergia a medicamentos son los antibióticos betalactámicos (39,6%), seguidos de los antinflamatorios no esteroideos (AINE) (37%), incluyendo pirazolonas (9,6%) en el caso de los adultos. En el caso de los niños, los principales fármacos que motivan consultas por sospecha de RAM son de igual manera los antibióticos betalactámicos y en segundo lugar los AINEs [5,6].
Cabe destacar que, en los adultos, una vez finalizado el estudio, los fármacos que más frecuentemente son responsables de reacciones alérgicas son los AINE [7,8]. En el caso de los niños, se mantienen los antibióticos betalactámicos como principales causantes [9,10].
Estos datos coinciden con la mayoría de los artículos publicados en relación a la alergia a fármacos.
La sospecha de reacciones alérgicas por otras familias de medicamentos es cuantitativamente menor. Con frecuencia, el tercer lugar vendría ocupado por los anestésicos locales y las quinolonas [5] en adultos. En el caso de los niños los anestésicos locales ocuparían también el tercer lugar, seguidos por los macrólidos [6,10].
En conclusión, ante una reacción adversa a medicamentos hay que considerar la posibilidad de que se trate de una alergia. Sin embargo, aunque a día de hoy no disponemos de datos de suficiente calidad para describir su magnitud real, se estima que la frecuencia de reacciones alérgicas es generalmente baja.
Debido a las implicaciones terapéuticas, pronosticas y económicas tanto a nivel individual como colectivo, es sumamente importante llevar a cabo un estudio alergológico reglado con el fin de esclarecer la naturaleza de la reacción y, de esta manera, permitir que los pacientes reciban el tratamiento óptimo para su patología, evitando alternativas que puedan ser menos eficaces y con más efectos adversos.
Mensajes clave:
- La evitación innecesaria de fármacos en ausencia de una verdadera reacción de hipersensibilidad puede conducir al uso de alternativas terapéuticas más perjudiciales, menos eficaces y más caras, incrementando la morbilidad, la mortalidad y el coste económico.
- En adultos, una vez finalizado el estudio, los fármacos que más frecuentemente son responsables de reacciones alérgicas son los AINEs.
- En niños, una vez finalizado el estudio, los fármacos que más frecuentemente son responsables de reacciones alérgicas son los antibióticos betalactámicos.
- Debido a las implicaciones terapéuticas, pronosticas y económicas tanto a nivel individual como colectivo, es sumamente importante llevar a cabo un estudio alergológico reglado con el fin de esclarecer la naturaleza de la reacción y de esta manera permitir que los pacientes reciban el tratamiento óptimo para su patología evitando alternativas que puedan ser menos eficaces y con más efectos adversos.
Dr. Gustavo Jorge Molina Molina
Gustavo Jorge Molina Molina es graduado en Medicina por la Universidad de Barcelona, especialista en Alergología e Inmunología Clínica, doctorando en Farmacología Clínica por la Universidad Autónoma de Barcelona y miembro del Comitè d’Allèrgia a Fàrmacs (CAF) de la Societat Catalana d’Allèrgia i Immunologia Clínica. Es autor y coautor de distintas publicaciones científicas relacionadas con sus campos de especialidad.
Dra. Maria Teresa Dordal Culla
Maria Teresa Dordal Culla es miembro de las Sociedades Catalana, Española y Europea de Alergia e Inmunología Clínica, así como de la Societat Catalana de Pneumologia. Es revisora para Journal of Investigational Allergy and Clinical Immunology y Clinical and Translational Allergy y de las becas de la Fundación de la Sociedad Española de Alergia e Inmunología Clínica (SEAIC). Desde 2018 es vocal del “Comitè Científic Assessor de Seguretat Alimentària” de la “Agència de Salut Pública de Catalunya”, y desde 2020 de la Comisión de Historias Clínicas del Hospital Universitari de Bellvitge. Premio a la Excelencia Professional del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona, 2019. Actualmente es médico Adjunto del Servei d’Allergologia de l’Hospital Universitari de Bellvitge. Es coautora de distintos trabajos científicos relacionados con la inmunoterapia, la anafilaxia, la alergia respiratoria, la alergia a medicamentos y el angioedema.