Presentamos el caso de una mujer de 43 años sin antecedentes personales ni familiares relevantes. Como principal síntoma presentaba somnolencia diurna excesiva, que había experimentado durante los últimos seis años. Siempre había pensado que la somnolencia diurna excesiva se debía al estrés diario hasta que presentó un accidente de tráfico por quedarse dormida. Llevaba dos años notando que, con siestas muy breves, de 10-15 minutos de duración, se recuperaba completamente. La paciente refería soñar a diario y describía los sueños como muy reales. Relató un episodio aislado de parálisis del sueño sin alucinaciones. No presentaba episodios sugestivos de cataplejía.

La paciente trabaja en el sector de la hostelería con horario de 07:30 a 17:00 horas. Su horario de sueño nocturno era desde las 21:30 hasta las 06:00. Durante el día presentaba somnolencia diurna excesiva y necesitaba tomar tres tazas grandes de café durante la mañana y mate a lo largo del día. La polisomnografía nocturna mostró una estructura de sueño adecuada para su edad. Sin embargo, se observó una latencia del sueño muy corta, de tan sólo 30 segundos, con latencia de fase REM dentro de los límites normales. No se observaron anomalías en la función respiratoria ni en los movimientos de las extremidades inferiores, y no se objetivaron episodios de parasomnias (Fig. 1). El test de latencias múltiples del sueño mostró una latencia del sueño de un minuto y la presencia de fase REM en dos de las siestas (Tabla y Fig. 2).

Se colocó un actígrafo durante los 15 días previos a la realización de la polisomnografía y no se evidenciaron datos de privación de sueño ni de alteración en los ritmos de sueño. Los análisis realizados, incluyendo la función tiroidea, mostraron valores normales. El estudio del HLA-DQB1*0602 resultó negativo. La resonancia magnética craneocervical fue normal. Con todos estos datos, y junto con la clínica de la paciente, se le diagnosticó narcolepsia de tipo 2. Ante esta situación, se propuso como primera opción el tratamiento con pitolisant.

La paciente, a las dos semanas de estar con esta dosis de pitolisant, refería que el cambio de vida había sido completo, no podía creer que pudiera estar tan despierta y estar tan concentrada en su trabajo.